Historia
Presentación.
Sin duda que uno de los edificios más emblemáticos del patrimonio arquitectónico de Puerto Octay, lo encontramos en lo que hoy representa "Hotel Centinela", "un ejemplo interesante de la arquitectura europea adaptada a las características locales", como lo señala un estudio efectuado por estudiantes y profesores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, pertenecientes a la Universidad de Chile (1992).
Historia.
La historia de "La Centinela", corresponde inicialmente a una residencia de veraneo de los destacados personeros públicos santiaguinos: Luis Izquierdo Fredes, Carlos Larraín Claro y Luis Barceló Lira.
Su construcción data del año 1913 y su diseño corresponde al destacado arquitecto chileno Josue Smith Solar (1867-1938) creador de numerosos edificios del barrio cívico de Santiago, entre ellos el tradicional Hotel Carrera.
Por cerca de 3 décadas, Centinela se constituyó en un centro vacacional y de encuentro social, visitado por destacadas personalidades.
No son muchos los antecedentes históricos que den a conocer mayores aspectos sobre el período como residencia veraniega, sin embargo testimonios orales, permiten ilustrar algunos pasajes de su historia y que dicen relación con la visita de importantes personeros de la vida política y empresarial de nuestro país, entre los que se recuerdan, el parlamentario, diplomático y posterior Presidente de Chile: Emiliano Figueroa (1866-1931).
Se dice al respecto que más de alguna decisión gubernamental relevante tuvo su origen desde "La Centinela", ya que durante su mandato (1925-1927), ésta fue sede de gobierno, pues el presidente se trasladó allí durante dos meses.
Lancha "La Centinela".
Importada desde Inglaterra, esta lancha fue traida a Chile, junto al acorazado "Almirante Latorre" en el año 1921 y traslada posteriormente al lago Llanquihue por parte de los propietarios del balneario Centinela.
Durante muchos años navegó como lancha de excursiones hasta que se hundió en Puerto Octay quedando abandonada.
Después de algunos años, el vecino Bruno Gubernatis y quien prestaba servicios en "La Casona", la reflotó y sometió a un largo arreglo general y a la colocación de nuevas máquinas. Durante muchos años fue uno de los íconos característicos de la puntilla Gubernatis y bahía de Puerto Octay.
VISITA DE PRINCIPES INGLESES
Otro de los acontecimientos relevantes que se tengan memoria, dicen relación con la visita de los Príncipes, Eduardo de Gales y Jorge de York (años más tarde gobernarían como Eduardo VIII y Jorge VI), quienes en visita oficial a nuestro país, en febrero de 1931, decidieron visitar "La Centinela", movidos por la belleza y exhuberancia de estas tierras sureñas.
Su visita tuvo lugar el 28 de febrero de 1931, donde una vez finalizados los festejos en su honor, tuvo lugar un fatal accidente entre los vapores "Chile" y la lancha "Moëwe", falleciendo 13 personas, 12 músicos militares pertenecientes a la banda instrumental del Regimiento "Caupolicán" de Valdivia y el maquinista de la pequeña embarcación, Sofanor Aguila.
Tras enterarse de la tragedia, los herederos británicos enviaron al Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, un telegrama de pesar y solicitaron colocar coronas de flores sobre las tumbas de las víctimas durante los funerales que se efectuaron días más tarde en la ciudad de Valdivia.
"La Centinela" fue propiedad privada hasta el año 1941, donde un 24 de diciembre, el municipio de Puerto Octay ofrece adquirir el inmueble por la suma de $ 290.000 que el propietario Luis Izquierdo, acepta, inluidos en dicho valor, las edificaciones, muebles y demás instalaciones.
En su adquisición participaron los vecinos contribuyentes de Puerto Octay, quienes en el año 1940, pagaron contribuciones extras con el fin de que el municipio pudiera adquirir la casona y destinarla a la actividad turística como Hotel.
El 16 de febrero de 1942 se firmó en Santiago, por el Alcalde Francisco Hechenleitner y el tesorero municipal de Pto.Octay, la escritura de compra de Centinela. Al mismo tiempo se contrataba un seguro contra incendio por la suma de $ 250.000.
Por breve tiempo el hotel fue administrado directamente por el municipio, concesionando más tarde su administración por parte de privados.
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